
Estos nos deja a las claras quiénes está sufriendo las consecuencias de la crisis y quiénes se están beneficiando de esta situación.
Por otro lado, centrándonos en los datos relativos al desempleo, hemos visto cómo el descenso del paro ocurrido en los últimos meses se debe a los empleos veraniegos precarios y temporales, ya que hemos regresado a niveles de paro que teníamos en mayo.
Debe destacarse que desde abril viene acentuándose la situación de discriminación hacia las mujeres, demostrando que el desempleo sigue teniendo rostro de mujer.
Por lo tanto, no tenemos razones para el optimismo, menos aún si tenemos en cuenta que el nivel de contratación de agosto ha sido muy bajo y que el 95% de estos contratos ha sido temporal. Esta precariedad resulta más patente en el caso de mujeres y jóvenes, con niveles del 95,6% y 96,3%, respectivamente.
Esta situación demuestra que se necesitan cambios sustanciales y la puesta en marcha con urgencia de medidas reales en defensa de la clase trabajadora.
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